domingo, 6 de mayo de 2012

CARMEN PALLARÉS. JUEVES 26 DE ABRIL. BIBLIOTECA MARÍA ZAMBRANO, CIUDAD UNIVERSITARIA DE MADRID.



Hola amigos:

El encuentro con Carmen Pallarés fue un lujo por el enclave y la cercanía de la autora. Como pasa con los libros, que casi siempre están destinados a encontrar un lector para el que fueron escritos, parece que sucede con los sitios en los que celebramos nuestros encuentros. Siempre hallan un autor o un participante para el que fueron pensados.

La poesía de Carmen Pallarés tiende a la concentración expresiva. Algunos de sus temas más habituales son el misterio, la pintura, las artes en general, el tiempo, la infancia… Su obra surge en un momento de auge de la poesía figurativa tan de moda en los ochenta, circunstancia en la que la escritura de la autora se singulariza sin pretenderlo, pues en ella, antes que cualquier forma de narración, se palpa lo real con el tacto de la mirada poética. En este sentido, los poemas de Carmen Pallarés suponen una experiencia en sí mismos, ya que sus versos testimonian un acontecimiento a la par que lo juzgan, dejando siempre algo abierto; garantizando un camino solo hasta un determinado punto.

Os dejamos algunos poemas de la autora y nos vemos en la próxima.

Un abrazo.

Equipo Esmirna.





MEDITACIÓN

Estoy llegando
muralla arriba de mi voz,
a comprender la noche
en medio del milagro.
Multitudes de sombras
paralelas al sueño del otoño,
extinguen la perdida
meditación del fuego.
Sólo duele la paz ardiendo,
y ardo.

(de Del lado de la ausencia)



CINECITTÀ

Abres el día en punto.
Cruzo el dintel funámbulo del sueño

y entro en tu soledad
como a un estudio
donde se está filmando el infinito.
En nuestros ojos tiemblan
las ovaciones del silencio.

Diciembre es otro actor.
Y nuestro abrazo

el primer ademán de la mañana.


(de Molino de agua)




NOS APALABRA EL AIRE


«En verdad, resulta extraño

no habitar más en la tierra».

Rilke

Qué ademán en azul
el de la plaza

entre las claraboyas del invierno.
Pasa el soplo del día

restañando esta fugacidad.
Y porque nos amamos

no me golpea el tiempo en las estancias
que nunca poseí
.

(de Molino de agua)



PRESENTE

Y Dios cambia de nombre
como desalojando la amargura.
Se llama puente, niño, timbal, luz.

Futuro ante el dolor.
Herida suave.

(de Del lado de la ausencia)



MOLINO DE AGUA

Mueles el agua,
torneas el silencio,
nos ofreces
el latido impecable de la sed.
Emites el reclamo de los sueños cumplidos.

(de Molino de agua)



YO ME TENÍA

Recuerdo un mar -¿de qué?-
como una enorme piedra de Narciso;
un mar -¡un mar!- de algas amarillas,
casi moneda de oro. Un mar
donde la piedra nunca estuvo
fraguada con un peso de piedra.
Yo me tenía -¡Dios mío!- en mi peligro.
Yo tenía un mar. ¿De qué?
¡Dios mío! ¡Un mar!

(de La llave de grafito)



VIENE EL LIBRO

Viene el libro,
el libro que nos sigue,
que nos cerca
con la extraña locura de los veleros,
aquél en el que viene nuestra Parca
precedida por el brillo de sus tijeras,
que te señala, y nace,
y que no puedes olvidar
como olvidarías a un cuervo;
te señala y tú miras
detrás de ti si hay alguien
que mida tu estatura
sobre la calamina de la pared,
que pueda soportar el ácido de su cerbatana;
pero el libro no tiene
otra voluntad
que la prisa
por tocar en el centro de tu corazón,
junto a la noche que se va creando,
ese rumor temible
de cuanto vuelves a olvidar,
de cuanto... caminando de espaldas,
de cuanto clavándote en la pared
se lleva consigo
y a no sé dónde
toda la arena del reloj.


(de Luces de travesia)



MEMENTO MORI

Y como el mar,
y como el mar
pretendes
saberlo todo
de la lejanía.

(de Caravanserai)

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