lunes, 9 de mayo de 2011

CORINA DÁVALOS EN ESMIRNA



Hola amigos:

El encuentro con Corina se desarrolló alrededor de su poemario recién publicado, Memoria del paraíso. Para presentarla contamos con Rocío Arana, que se desplazó desde Sevilla para la ocasión.

Dejemos que sea su propio texto, que nos ha cedido generosamente, el que nos hable de la autora ecuatoriana y nos dé las claves de su lectura en el Encuentro Madrid.

Un abrazo a todos.

Equipo Esmirna.





Presentación de Rocío Arana:
"Corina Dávalos: El paraíso de un poeta"


Tuve la inmensa suerte de presentar el primer libro de Corina Dávalos en Madrid, el sábado 2 de abril. La emoción que siento repasando sus páginas se puede explicar tan sólo a la luz de sus impecables poemas, pero en mi caso hay mucho más: si se me permite la inmodestia, diré que yo vi cómo se hacía este libro, vi nacer a Corina como poeta. Vi cómo crecía desde aquel primer y breve poema “Tenacidad” que apareció en su blog aquel miércoles, 28 de junio del 2006:

Todo el santo día
aporreando las teclas
y el verso que no abre
ni por educación.

Y al final, sí que abrió el verso. En poco tiempo, toda una explosión de poesía invadió el PC de esta filósofa, periodista y poeta ecuatoriana, como una esperanzada ventana al mágico mundo de las sílabas contadas.

Un hombre vale lo que valen sus amores, y del mismo modo puedo decir que un poeta primerizo vale lo que valen sus maestros. En esto, como en tantos otros detalles, Corina muestra una voz que no titubea: sus referentes tienen el peso y la talla de Miguel d´Ors, Anna Ajmatova, Enrique García-Máiquez o Wislawa Szymborska. Como bien afirma Javier de Navascués, con semejantes maestros no nos sorprende la maestría de esta nueva poeta.

Los rasgos más sobresalientes de este primer libro son la transparencia, la delicadeza, el pudor, un optimismo reflexivo y cierto colorismo local que recuerda a su tierra en poemas como “Niñez”.

Recuerdo ahora mi infancia, los días
siempre llenos
de abejas y cometas de carrizo,
la luz en estampida de mañana
y el coro discordante de pájaros indianos.

El centro del libro es un solo verso:

¿Qué es la esperanza, sino memoria del Paraíso?

Lo percibimos como una vuelta de tuerca al mítico “se canta lo que se pierde” machadiano. Pérdida y esperanza se dan la mano en este poemario de recuerdos hermosos y tranquilos: se evoca un pasado feliz y se sueña con un futuro que parte del presente actual y que se augura también feliz gracias a la esperanza. Toda esta ópera prima está repleta de paraíso: un milagro cotidiano que fue y que se aguarda.

El mundo “baila” ante los ojos asombrados del poeta. Un velo mágico envuelve las palabras, ya que Corina Dávalos habla del amor con pudor.

[…] Y yo prefiero en cambio aquella esquina
concreta que dibuja mi memoria,
allí donde bien lejos de los flashes
hablaba el corazón sin defenderse.

El banco con astillas de aquel parque,
el sol de un día azul de entre semana,
las hojas primerizas de septiembre
y el rostro que de pronto se sonroja,
pues sabe que no dejo de mirarle.

Versos en endecasílabo, con una musicalidad tranquila y gran fuerza interior. A veces despunta la ironía, un humor sutil que se vislumbra sobre todo en los títulos: un pota se descubre en cómo titula sus poemas, tenemos un gran ejemplo en el llamado “Geometría descriptiva”.) Este humor se deja ver también en los haikus de la autora, imágenes condensadas con maestría:

“Cuidado, muerde”.
Junto a la casa en ruinas,
dormita el perro.

Abunda la metáfora que contrapone sombra y luz, pero una vez más trascendida: en varios poemas del libro la luz nace de la sombra. De igual modo, la auténtica fuerza de la autora se expresa en estas páginas en voz baja, y la alegría de los cuadros verdes que lucen en la portada se atempera con la hondura de muchos de sus versos.

Rocío Arana
Mayo 2011

Poemas de Corina Dávalos

EVOCATIO

«Precisamente en la tierra. Bajo una pequeña estrella. tras tantas eras de ausencia»

Wislawa Szymborska


¿Recuerdas todavía aquella noche?
Orión nos vigilaba atentamente,
tendido sobre el cielo. Sagitario
tensaba como un arco la mirada.
Su flecha señalaba el punto exacto:
aquella esquina rústica en la tierra,
allí donde el cariño de tan puro
forjó como un relámpago su abrazo.

Robamos esa noche, sin saberlo,
su mítico esplendor a la galaxia.


ENCUENTRO


Salí al lugar de siempre,
por si te encontraba, y no.
Pasé por el lugar de siempre,
por si habías vuelto,
y hoy no.
Volví al lugar de siempre,
miré (quizá estarías pasando tú también).
Pero no.
Y así cada día:
salgo, paso, vuelvo, miro...
no vaya a ser que justo hoy,
cuando tú sí, resulte que
yo no.

Calla la alondra.
Y también, bajo el sauce,
moja la lluvia.


ANÁLISIS


Quería conocerte por los hechos,
y observaba minuciosamente cada guiño,
tomaba nota diaria de tus cambios
de humor, medía incluso la frecuencia
del ritmo irregular de tus miradas.
Mi desmedido afán positivista
salió a buscar tu amor verificable.
No supe responder a la pregunta
constante que surgía en nuestras charlas:
–¿Y ahora dime, tú, cuánto me quieres?
Soy torpe con los cálculos, las cuentas
no salen y falsean mi equilibrio,
mi tonto intento de teorizarte.
¿Cómo acercarme a ti con silogismos?
A ti, la pura esencia del misterio.

No hay comentarios: