jueves, 30 de junio de 2011

CELIA CAMARERO EN ESMIRNA



Nuestro último encuentro del curso nos dejó una extensa lectura precedida de una interpretación de piano de Celia que nos anunciaba lo mejor.

La poesía de Camarero es rítmica, ambiciosa, continuamente reinventándose libro a libro, es una actitud nada autocomplaciente de la que nos hizo partícipe la autora salmantina.

Desde su premiado El círculo y la herida, pasando por su estremecedor Carne de nadie o su expléndio Pájaros, de próxima publicación, la autora nos hizo partícipes de una obra profunda, bien sustentada en el ir y venir del pensamiento de la tradición a la contemporaneidad, y de esta a la ambición indagatoria, como refleja su aludida obra Pájaros basada en los estudios y composiciones musicales que Olivier Messiaen dedicara al canto de las aves.

Os dejamos con algunos poemas de la autora y os invitamos a uniros a nosostros el próximo curso.

Un abrazo a todos.

Equipo Esmirna.




Poemas de Celia Camarero


La cuestión no es el ser, sino la vida,
la búsqueda incesante, la ruptura
del corazón en mil
navajas, en mil lenguas
de afilada doblez.
La cuestión es que, poco a poco, el niño
que un día no lejano nos habitó, se ha ido
a conquistar un sórdido pasado
que le expida su título de adulto.
Pero nada, ni siquiera la mano
que acaricia su sexo tiernamente,
ni siquiera la curva presta al parto,
ni la voz que lo acoge, ni el magnífico
despertar de los campos a las marzas,
ni el dios al que no reza, o al que reza
cuando anhela no ser, sino otra cosa,
no vivir, sino otra vida,
no cargar para siempre
con la amenaza de su propio rostro
reflejado en el sable y en la vaina
de la contradicción. Nada, digo,
puede evitar su llanto.
La cuestión no es el ser, sino las lágrimas.



LOS ODRES DE LA MUERTE

Con ellos, el escándalo,
aun con todo, sujeto al titán del olvido.
Podrían ser montañas remolcadas
por hileras de sombra.
Podrán extinguir apellidos y fechas.
Los humos de venganza,
que arden como sahumerios de la marginación,
subsistirán
y el titán del olvido sellaría su antorcha.
Podrían ser torrentes
arrastrados al delta de lo irreconciliable.
Podrían las espadas, las esferas de fuego,
los anuncios de bomba, los modernos esclavos
redimirse y crear.
El titán del olvido urdiría marañas
al acecho de lienzos, de gubias, de estribillos
con aire de pasquín.
Los odres de la muerte nunca eligen a sus víctimas.
Tan sólo se derraman.

(de El círculo y la herida, 2009)



PARADOJAS

Hay rosas en la holgura de todas las heridas.
Hay nidos en el mismo jirón del desarraigo.
Hay amantes sin noche.
Hay noches sin luciérnagas por caminos oscuros.
Y hay pasos
tambaleantes, torpes, tan a pesar del viento
que, humillados, de bruces contra alguna verdad,
burlan todo pronóstico.
Saben que la alegría cabalga sobre el llanto
que dejamos atrás.

(de El círculo y la herida, 2009)




DESENGAÑO

De qué hablar. Estás lejos
de toda poesía
de la verdad sencilla de las cosas
ofrecidas al sol cuando acontece el cielo
como nuevo imposible del pan y la materia.
Me quedo más conforme
si enredo mi lengua en las entrañas de hielo.
Regreso de tus brazos.
Niungún vestigio queda de tu prosa,
que es tiempo del oriente
y le han nacido alas al futuro
sin ti.

(de El círculo y la herida, 2009)




Le courlis cendré; Numenius arquata
EL ZARAPITO REAL

En bandada,
coro y curva,
forzando un horizonte
finalmente redondo, henchido, múltiple
regresa a la marisma
donde el limo de origen
que desconoce toda evolución
comba la hipérbole de su largo pico.
Conoció el madrigal volátil del alisio,
el legendario agudo de la mendaz sirena.
Conoció los fangales, la indefensión limícola,
la audible seducción, la magnitud del mar.
Regresa errático: la reminiscencia
es retorno sin rumbo, condición
del tiempo desolado.
El estuario aguarda
donde el amor se trata con la muerte,
polifónico flujo
de un estigma
irresuelto.

(de Pájaros, en prensa)

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